"Buen descubrimiento en Santa Cruz, accedimos al restaurante por unas escaleras que daban la sensación de estar entrando en un lugar clandestino, luego vimos que tiene acceso por otro lado y con mesas en exterior. El local me resultó amplio y sin muchas florituras, destaca la parrilla situada en un rincón con una vitrina de carnes, con una pinta extraordinaria, por no decir nada del olor a brasa. Reservamos por teléfono y nos dieron una sola condición, la mesa tenía que quedar libre a las 15h. Fueron muy rápidos y atentos en todo momento, la mesa que nos dieron estaba entre la barra y la parrilla, por lo que tuvimos mucho movimiento alrededor, la única pega fué escuchar discutir al personal entre ellos, se entiende que la exigencia para que todo salga bien causa estas cosas, pero deberían tener un poco de cuidado de cara al cliente. La comida fué fenomenal, de entrante pedimos huevos rotos con jamón, se notaba que el jamón era del bueno , y la ración más que suficiente, mi pareja se pidió puntillitas y yo quería un chuletón, pero gracias a la camarera que me dijo lo que pesaba la bestia cambié, estaban sobre los 600grs, por lo que me aconsejó un entrecote, me preguntó el punto de la carne y en cuestión de 5 minutos ya teníamos el entrante. De postre mi pareja se pidió una tarta de queso, yo no pude con más y pedí un café sólo doble. Muy buen sitio y muy buenas calidades."