"Acudimos a comer. Estuvimos esperando un ratito en la puerta hasta ser atendidos. Preguntamos si tenían mesa para 2 para comer y nos dijeron que esperásemos otro ratito más que comprobasen si había disponibilidad. Una vez sentados, pedimos de beber. Nos trajeron de aperitivo pan con mojo y mantequilla. Pedimos de entrante un revuelto de salmón y gambas, que en vez de gambas llevaba langostinos, que de textura estaban algo duros y el sabor del salmón era algo fuerte. Acompañando el revuelto nos pusieron varios triángulos pequeños de pan de molde, que a nuestro gusto no pegaba nada en el plato. De principales pedimos 2 lenguados hechos al estilo de la casa. Sobre este plato, lo primero destacar que no era lenguado, ya que el sabor, la textura y el grosor del pescado que nos sirvieron no se parecían en nada a los de un lenguado auténtico. Del resto del plato, la salsa estaba bastante rica y la guarnición también. De postre pedimos una tarta de queso , la pongo entre comillas porque a pesar de ser un postre casero todo hay que decirlo, no sé parece en nada a una tarta de queso ya no sólo por la presentación si no por la elaboración del plato, puesto que más que una tarta de queso, era un bizcocho esponjoso y mojado junto a una crema de queso y un helado de frambuesa. Añadir que nos resultó curioso que no tuvieran leche sin lactosa ni tampoco leche vegetal."